MADONNA ( Litografía) ( 1895 )
“La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles negros que montaron guardia en mi cuna y desde entonces me han seguido toda la vida”.
SU VIDA
Eduard Munch (1863-1944), pintor y grabador noruego, al que una infancia marcada por la enfermedad, la angustia y la muerte, le llevó a una profunda depresión que definió su arte.
Su familia fue víctima de la tuberculosis, que en 1868 acabó con la vida de la madre, y nueve años después de la hermana mayor. Conmocionado por ambas muertes, el padre sufrió una crisis religiosa con accesos de violencia. Todas estas desdichas padecidas en la infancia marcaron a Munch, tanto en su concepto del mundo como en el desarrollo de su arte.
Estudió ingeniería, pero lo abandonó un año después para convertirse en pintor, estudiando en la Escuela Estatal de Artes y Oficios de Cristianía (nombre sustituido por Oslo en 1925) de 1881 a 1883. Sin embargo, aprendió mucho más de las enseñanzas de Christian Krohg, pintor noruego.
La primera gran influencia de Munch fue el impresionismo, en especial Manet, pero esa exigencia interior que le incitaba a diseccionar almas, a materializar emociones, forjó su propio estilo.
Al principio la crítica se escandalizó con su obra. Expuso su cuadro “La niña enferma” en la Exposición de Otoño de 1886. Basada en la muerte de su hermana, fue recibida de forma negativa tanto por la crítica como por su propia familia. De hecho, los críticos resumieron la obra con una frase: “¡Se trata de puré de pescado en salsa de langosta!”.
Tres años después, una nueva exposición de sus obras tuvo mejor acogida. Aún era censurado por muchos críticos, pero encontró lúcidos mecenas que vieron la fuerza y la originalidad de su obra. Aumentó su fama, y con los años consolidó su prestigio en el mundo artístico.
En 1908 sufrió un colapso mental total, debido al exceso de alcohol, de trabajo y a los efectos devastadores de la vida nómada que llevaba. Fue ingresado durante ocho meses en una clínica psiquiátrica. Cuando salió era un hombre nuevo, abandonando las imágenes de angustia, de muerte, la sombría melancolía que le había hecho famoso, y abrazando un estilo más positivo y optimista.
Murió siendo uno de los artistas más reconocidos del siglo XX.
SU ESTILO
• Precursor del expresionismo. Una enorme fuerza psíquica y dramática en sus obras. Gran intensidad en la expresión de los sentimientos.
• Próximo al simbolismo: su interés por la muerte, la enfermedad, el pecado; sus visiones de angustia y de miedo. Pone su atención en aquellos aspectos del ser a los que no se puede llegar con la razón ni con un análisis objetivo. Abandono de la representación directa y literal.
• Estilo nada naturalista, excepto en sus primeras obras.
• Munch fue uno de los más grandes grabadores. Utilizó sobre todo: el aguafuerte, la xilografía y la litografía.
• La desnudez femenina la pintaba relacionada de manera directa con la sexualidad, que para él era el origen de los problemas más oscuros del ser humano.
• Uso de la línea ondulada, sinuosa, acentuando su fuerza expresiva.
• El color está provisto de un valor simbólico.
• La forma humana preside casi todas sus obras. Una figura estilizada, en ocasiones reducida a su expresión más esquemática, indefinida.
• Escaso empleo de las leyes de la perspectiva.
• Pincelada enérgica, con trazos gruesos y fuertes.
MIS OBRAS FAVORITAS DE MUNCH
• LA NIÑA ENFERMA. (1885-1886).
“La conquista de mi arte”
“Gran parte de lo que he hecho desde entonces tiene las raíces en este cuadro”.
• MADONNA (Litografía). 1895.
Hacia mediados de 1890 Munch comenzó a reproducir sus obras más conocidas, entre ellas Madonna. El pintor integró el marco que diseñó para la pintura, el cual contenía espermatozoides y un óvulo, en la litografía. En esta los espermatozoides inician su recorrido desde la izquierda y se dirigen hacia el vientre de la protagonista.
El óvulo, con rostro humano, y unos ojos que expresan miedo, tal cual lo retrataba Munch, espera encogido en una esquina.
Presencia de líneas ondulantes.
La separación entre la madre y el óvulo puede expresar el miedo a la soledad, a la pérdida.
• EL GRITO. (1893)
“Iba por la calle con dos amigos, y sentí una punzada de melancolía. El sol se estaba poniendo… De improvisto el cielo se volvió rojo sangre. Me detuve y me acerqué a una barandilla… Me sentí agotado y miré las llameantes nubes que se cernían como sangre y como una espada sobre el fiordo azul oscuro de la ciudad… He oído un grito poderoso e interminable que venía de toda la naturaleza”.
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