Los tres jueces, 1928
Óleo y gouache sobre papel, montado sobre cartón y respaldado con lienzo
ROUAULT. OBEDIENCIA AL DICTADO INTERNO
Rouault, acusado, en ocasiones, de hundirse en la fealdad, consiguió en sus obras una intensidad expresiva que lo convierte en uno de los artistas más peculiares del arte moderno.
“Soy obediente. Cualquiera puede sublevarse; es más difícil obedecer silenciosamente a nuestros propios dictados internos y pasar la vida encontrando medios de expresión sinceros y adecuados a nuestro temperamento y nuestras dotes”.
Tras la muerte de Moreau, quien había sido su maestro, ejerciendo una influencia decisiva en él, Rouault se adentra en una crisis personal y artística. Abandona los convencionalismos, rompe con la tradición académica, y acomete un “lirismo ofensivo”, según sus propias palabras.
PROSTITUTAS, JUECES, PAYASOS Y MARGINADOS
“No busco belleza, sino expresión”
Accede a un mundo de miseria humana, creando un lenguaje formal muy sintético. Una denuncia de la hipocresía, el vicio; una crítica moral y social.
• Realiza una serie sobre prostitutas entre 1903 y 1914. Las imágenes de estas mujeres evocan compasión, no son juzgadas, son seres maltratados por los que hay que sufrir.
• Jueces. Entre 1907 y 1914, produce numerosas escenas judiciales. El aspecto brutal de estos personajes nace de la angustia que le provoca a Rouault que un hombre deba juzgar a los demás: “Todos los tesoros del mundo no podrían hacerme asumir el cargo de juez”.
• Circo. Símbolos de la miseria humana.
“Esta carreta de nómadas parada en la carretera, el viejo caballo hético que pace la hierba rala, el viejo payaso sentado en un rincón de su carromato cosiendo su traje brillante ya abigarrado; ese contraste entre cosas brillantes, centelleantes, hechas para divertir, y esta vida de una tristeza infinita si se la contempla a distancia (…). Después he visto claramente que el Payaso era yo, éramos nosotros, casi todos nosotros”. Rouault, Carta escrita en 1905.
De profundas convicciones religiosas, toda su obra está influenciada de ese espíritu místico. Hacia 1918, este tema, en especial, la figura de Cristo, ocupa un sitio preferente en su obra.
ESTILO
A lo largo de la segunda década del siglo evoluciona hacia formas rotundas, y poco a poco, la acuarela y el guache dejan paso al óleo.
Emplea tonos sombríos, pero intensos. Bruscos contrastes cromáticos, trazos gruesos y pinceladas nerviosas.
Una de las particularidades de Rouault es el subrayado de los contornos, con fuerte aplicación del negro, de modo que cada superficie de color queda delimitada como si fuera un vidrio ensamblado por barras de plomo. Este rasgo se justificaba por su formación en el taller de un maestro vidriero.
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