En «Conflictos propios» aúno dos historias breves que se zambullen en los desacuerdos, disputas o incluso guerras internas que el ser humano emprende consigo mismo. Sin duda, pueden ser cosas nimias de la rutina diaria; pero del mismo modo, durante el trascurso de la vida, podemos chocar con episodios graves en los que apostamos la propia existencia.
CONFLICTOS PROPIOS
EL DIABLILLO Y EL ÁNGEL SOBRE LOS HOMBROS DE SABINA
Solo un paso y lo alcanzaré, pensó, pero su rodilla la previno con una punzada y lentificó la marcha. No lo atraparía. Con nuevo brío proyectó el brazo hacia la presa (abandonado aquel al frío, pues la manga del abrigo anuló el primer impulso de seguirlo). Atrapó el hombro del joven y este se giró:
⸺ ¿Sí?
⸺ ¿Juan?⸺ preguntó Sabina tras unos segundos dudosos.
⸺ Sí ⸺ confirmó el muchacho, buscando en la anciana algún rasgo familiar.
⸺ Perdón, me he equivocado ⸺ afirmó acelerando el caminar, en tanto escondía la cartera encontrada unos metros atrás.
“A fin de cuentas no conozco a ningún Juan”, razonó.
SUPERVIVENCIA VENCIDA POR UNA LUCHA ÍNTIMA
Perdió el camino cuando al dar la vuelta para buscar el lazo, la nieve cubrió las pisadas de los otros. Los insultos brotaron sin clemencia; sin embargo, esta vez, el momento no era el mejor escogido. Bien sabía él que aquel lazo rosa no merecía buscar la muerte, pero llevaba con él treinta años, desde que aquella niña se lo había regalado en el colegio. Su única novia.
Perdido. Por un desamor consumado.
Las amenazas desbancaron a los improperios, y tras una hora de vagar sin rumbo, su mano derecha cortó su mano izquierda.
Rogó a su dios encontrar la senda, no sabía cómo acabaría aquello.
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