La Línea en la pintura

Caballo, jinete y payaso, de Jazz

1947

Pochoir de color con gouache sobre papel tejió de marfil

Las figuras no se ven con claridad, pero podemos entrever la falda del jinete sobre el caballo y el disfraz de payaso en la parte inferior izquierda. La línea amarilla en el centro de la imagen representa el látigo del maestro de ceremonias.

Matisse fue una de las grandes figuras del arte del siglo XX y está considerado como el máximo representante del fauvismo.
Destacó sobre todo en pintura, sobresaliendo por su vigor expresivo en el uso del color, pero fue también un reconocido escultor, grabador y dibujante. Artista muy prolífico.

En los últimos años de su vida, problemas graves de salud interrumpieron la creación de sus cuadros, pero dieron luz a la etapa más excepcional de su carrera. A partir de 1941 produjo su obra desde una silla de ruedas, y fue el inicio de la “pintura con tijeras”.

PINTURA CON TIJERAS

Al tener dificultades físicas para manipular los colores, empieza a trabajar con collages (“Papiers découpés” o “gouaches découpés”). Los realizaba con recortes de hojas de papel blanco previamente pintadas con gouache; les daba la forma deseada y después los pegaba o sujetaba con alfileres al soporte final.

Era un procedimiento nuevo, del que surgieron obras cargadas de desenfado y energía, con gran pureza en el color.

“No hay ruptura alguna entre mis antiguos cuadros y mis recortes de papel, solamente con un criterio más absoluto, con más abstracción, he encontrado una forma que está reducida a su esencia pura; del objeto que anteriormente representaba en la complejidad del espacio, ha quedado solamente el dibujo, suficiente y necesario para hacerlo existir en su propia forma y en el entorno para el que lo he concebido”

JAZZ

A raíz de los primeros collages surge “Jazz”, un libro formado por veinte láminas hechas a partir de papeles recortados y con textos manuscritos a pincel del propio artista.

Matisse plasma sus recuerdos de circo, de sus viajes y de los cuentos populares, y aunque lo lleva a cabo en pleno conflicto bélico, no fue publicado hasta 1947. En palabras de su editor, Tériade, “El más hermoso libro realizado sobre el color”.

Presenta un especial repertorio de formas: elementos vegetales como hojas y algas, estrellas de cuatro puntas, arabescos, figuras, siluetas abstractas…

Con el uso de colores puros, planos y vibrantes, como elementos expresivos y compositivos encontramos al Matisse más vanguardista, convirtiéndose en una de las fuentes más importantes del arte moderno.

“Me dedico actualmente a los materiales más apagados, más inmediatos, y eso me lleva a buscar un nuevo medio de expresión. El papel recortado me permite dibujar en el color. Se trata para mí de una simplificación. En vez de dibujar el contorno y de poner el color – una cosa modifica a la otra -, dibujo directamente en el color, que es algo mucho más mesurado y al mismo tiempo menos formado. Esta simplificación garantiza una precisión en la combinación de dos medios que se hacen uno solo… No es un punto de partida sino un punto final”.

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