Jardín de las delicias: Paraíso terrenal (tabla izquierda) / 220 x 97 cm
El Bosco. Madrid, Museo del Prado
El Jardín de las delicias, tríptico pintado al óleo sobre madera con unas medidas totales de 220 x 389 cm, puede que sea la gran obra maestra de El Bosco.
“La diferencia que existe, a mi juicio, entre las pinturas de este hombre y las de otros, consiste en que los otros buscan pintar, con la mayor frecuencia, al hombre tal cual aparece en el exterior; solo él tiene la audacia de pintarlos tal como son en su interior”. José de Sigüenza
El nombre más antiguo que de esta obra se conoce: Una pintura de la variedad del mundo. Aparece así en el inventario de julio de 1593, año en que Felipe II adquirió el tríptico y lo envió a El Escorial.
Pocas obras pictóricas pueden competir con el Jardín de las delicias en cuanto a lo enigmático de su interpretación, y si sumamos a esto la falta de documentos sobre su realización, no son infrecuentes las discrepancias entre los estudiosos de la obra.
Interpretación elemental del tríptico:
• El Paraíso terrenal (tabla izquierda):
Presentación de la primera mujer y el primer hombre. Dios bendice a la primera pareja.
• El Jardín de las delicias (tabla central):
Un jardín de delicias donde hombres y mujeres jóvenes de razas blanca y negra disfrutan del juego amoroso y de las ofrendas de la naturaleza.
• El Infierno (tabla derecha):
Representa los tormentos del infierno.
PARAÍSO TERRENAL (tabla izquierda).
DISECCIONEMOS LA BENDICIÓN A LA PRIMERA PAREJA
Al principio El Bosco habría pintado la Creación de Eva, pero en un momento posterior la sustituyó por la Presentación de Eva a Adán por Dios. Así, ni representó la creación de Eva a partir de la costilla de Adán, ni la desobediencia de este al comer la fruta prohibida, ni la expulsión de ambos del Paraíso. Por lo tanto, no aparece ninguna de las tres escenas clásicas de la iconografía bíblica.
En un primer plano se sitúa la figura de Dios, identificado por sus rasgos con Jesucristo (una manera muy anticuada de describirlo para los tiempos del Bosco) en el momento de la presentación de Eva a Adán, algo muy infrecuente en las representaciones del paraíso. Dios se encuentra en medio de la pareja, agarrando por la mano a Eva, arrodillada esta, mientras Adán recostado la mira maravillado.
Junto a las tres figuras resalta, en el lado izquierdo, el árbol de la vida, un drago canario. Debajo a la derecha, un estanque circular donde trajinan y se agitan animales y criaturas de apariencia, en ocasiones, fantástica; algunos de naturaleza anfibia, incluso uno con un libro. Se puede interpretar como un pozo o foso negro que anuncia la llegada del pecado que corromperá el paraíso.
En el centro de la tabla encontramos la fuente de la vida; por su color y su continuidad lineal es una prolongación de la figura de Dios y aporta verticalidad a la composición. De ella fluyen los ríos del paraíso. Tiene una base circular por la que asoma una lechuza, encarnación de la malicia. En determinadas interpretaciones se quiere ver una similitud con un símbolo fálico, prefacio de los placeres de la carne de la tabla central.
Al lado de la fuente y sobre una roca, la palmera, con una serpiente enroscada en el tronco, se identifica con el árbol de la ciencia del bien y del mal. La roca tiene rostro humano, diabólico, y la cueva da refugio a animales inmundos. Se puede ver como el mal que la serpiente quiere instaurar a través de los frutos del árbol de la ciencia. Todo desmiente el carácter paradisíaco de la escena.
En la zona superior de la tabla llaman la atención las montañas con extraños contornos rocosos, sobre todo la que está a la izquierda que parece una enorme pajarera. Entre estas y el lago, muchos animales, algunos exóticos como el elefante o la jirafa, pues a El Bosco le interesaba y conocía a la perfección los Bestiarios Medievales.
Si te interesa mi trabajo ponte en contacto conmigo